domingo, 11 de enero de 2009

El niño hallado -el jayao

Los orígenes de mi familia se remontan a una historia con sabor a epopeya bíblica. Una oscura noche de invierno, un bebé fue encontrado en la repisa de una ventana de la calle Corredera, en el pueblo de Montemolín (Badajoz). El recién nacido lloraba de hambre y de frío. Era la madrugada del día 28 de diciembre, fiesta de los Santos Inocentes, del año 1865.

La dueña de la casa escuchó unos golpes. Cuál fue su sorpresa al abrir los postigos y encontrarse con un bebé, envuelto en un paño y metido en una canastilla. El cielo aún era oscuro y estaba salpicado de estrellas.

María Cordero acogió al niño en su cálido regazo, preguntándose quién debía ser, de dónde venía, y por qué dolorosa razón lo habían dejado allí. Nadie logró averiguarlo. Quizás era un designio de Dios... Desde entonces, el bebé entró a formar parte de su familia.

Como buena cristiana, María llevó al niño a la iglesia y lo hizo bautizar. Llamaron al pequeño Joaquín “de la Iglesia”, pues antiguamente a los bebés abandonados les apellidaban así, por considerar que Dios los había puesto en manos de la madre Iglesia. Era una forma de expresar el compromiso de ésta al acoger al nuevo bautizado. De aquí viene el apellido Iglesias de nuestra familia.

Además de ser hijo de Dios por el bautismo, la Iglesia asumía la paternidad del recién nacido, y así quedó recogido en el registro bautismal de la parroquia de Montemolín.

Esta es la trascripción de la partida de bautismo:

«En la villa de Montemolín, provincia de Badajoz, priorato de León, a veintinueve de diciembre de mil ochocientos sesenta y cinco. Yo, D. Manuel Duran y Sanguino, Ldo. Cura propio de la única Iglesia Parroquial de la misma, bauticé solemnemente a un niño que en la noche del día anterior fue expuesto en la ventana de la casa que en la Calle de la corredera habita Juan Manuel Cordero, envuelto en un pañuelo de paño claro, metido en una espuerta de palma; no se sintió más que unos golpes, y no se le encontró papeleta de estar bautizado: es hijo de Nuestra Sta. Madre Iglesia. Fueron sus padrinos sola Dª María Cordero, a la que advertí el parentesco espiritual y su obligación, testigos Francisco Rodríguez y Higinio Reyes. Y para que conste lo firmo,
Ldo. Manuel Duran y Sanguino
Se le puso por nombre Joaquín, Manuel, Agustín.»

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